“Y Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los siglos”
Esas palabras, con las que termina el pasaje evangélico de hoy, fiesta de la Santísima Trinidad, y que son el versículo final del Evangelio de San Mateo; son una grandiosa promesa de Nuestro Señor Jesucristo. Y no se trata de palabras humanas y -por lo mismo- falibles, sino palabras divinas, palabras de las que no podemos dudar, palabras que se cumplen necesariamente. “Y Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los siglos”. Estará Nuestro Señor con nosotros, iluminándonos y fortaleciéndonos para que salvemos nuestras almas y seamos santos, a condición -por supuesto- de que nosotros queramos estar con Él todos los días de nuestras vidas, para estar con Él, por toda la eternidad, después de la muerte.